Si tuviéramos que hacer una lista de las enfermedades más comunes que padece la raza humana, sin duda podríamos mencionar el acné.

Muchas personas lo padecen con tanta frecuencia que este problema de la piel a veces pasa desapercibido. Sin embargo, algunos tipos de acné pueden ser muy graves.

Independientemente del tipo de acné al que uno se enfrente, a menudo tiene que ver con un mecanismo hormonal.

Esto se debe a que, como el acné es el resultado de la inflamación folicular, está bajo el control de las hormonas del cuerpo.

Un simple hecho que puede apoyar esta teoría es que el acné suele empezar a aparecer durante la adolescencia.

Como es bien sabido, se trata de una época en la que se produce una agitación hormonal en el organismo.

Hormonas y seborrea

Como acabamos de mencionar, el acné es el resultado de la inflamación del folículo pilosebáceo.

Este último es una estructura formada por glándulas sebáceas asociadas a los pelos. Las glándulas sebáceas son responsables de la secreción de sebo: un fluido aceitoso que normalmente tiene una función protectora para el organismo.

Cuando este fluido se segrega normalmente, el sebo fluye continuamente a través del ostium folicular -el lugar donde el pelo emerge de la epidermis- para cubrir la superficie de la piel. Protege la piel de las agresiones externas de los microorganismos y evita que se reseque.

Sin embargo, a veces la secreción de sebo es exagerada: esto se conoce como hiperseborrea.

Este aumento se debe a un incremento de ciertas hormonas sexuales, que también crea una producción acelerada de queratinocitos.

En este caso, se produce una obstrucción del conducto pilar. Este conducto es el conducto por el que fluye el sebo a lo largo de la base del cabello, antes de salir por el ostium folicular.

La obstrucción se debe, por tanto, a un exceso de sebo o a un sebo demasiado viscoso. Las células muertas de la piel también pueden obstruir el tallo piloso. Así, la migración del sebo ya no es posible.

Además, el exceso de sebo favorece la proliferación de Propionibacterium acnes, una bacteria responsable de la inflamación de los folículos pilosebáceos y de la formación de lesiones pustulosas como pápulas, pústulas y nódulos, de ahí la aparición del acné.

Por lo tanto, el acné está controlado hormonalmente.

Regulación hormonal de la excreción sebácea

Algunas actividades fisiológicas del cuerpo están bajo el control de las hormonas, mientras que otras son controladas por el sistema nervioso.

Cuando examinamos la estructura de los folículos pilosebáceos o, más concretamente, la de la glándula sebácea, observamos que las fibras nerviosas que rodean esta glándula son muy escasas.

Por tanto, es bastante sencillo deducir que la secreción sebácea no está bajo el control del sistema nervioso. Por otro lado, la glándula sebácea está abundantemente vascularizada. Por lo tanto, es estimulada por las hormonas -especialmente las sexuales- que se liberan en el torrente sanguíneo.

Este control hormonal de la secreción sebácea -que también regula la multiplicación de los sebocitos- es evidente y se aprecia fácilmente a través de las variaciones cuantitativas de la excreción sebácea que se producen con la edad, el embarazo, el sexo

Variaciones con la edad

Al nacer se produce una importante secreción de sebo. Ésta puede durar alrededor de un mes antes de que comience a disminuir gradualmente, alcanzando su nivel mínimo a los seis meses de edad aproximadamente.

Como cabría esperar, estas variaciones en los bebés no se explican totalmente por las variaciones en los niveles de andrógenos circulantes.

De hecho, hasta que el niño alcanza la edad de 7 años, la secreción de sebo permanece baja. A continuación, aumenta, primero bajo la influencia de los andrógenos suprarrenales y luego bajo la de los andrógenos gonadales (hasta la edad de 12 a 15 años). Esta secreción sebácea se mantiene finalmente estable antes de iniciar un descenso durante el envejecimiento.

En la edad adulta, la secreción sebácea es generalmente mayor en los hombres que en las mujeres. El principal estímulo de esta secreción son los andrógenos.

Estos son, en su mayoría, secretados por las gónadas y las glándulas suprarrenales. Sin embargo, también pueden producirse localmente, dentro de la glándula sebácea, a partir del sulfato de dehidroepiandrosterona.

El principal andrógeno en los hombres es la testosterona, que se segrega en los testículos. En las mujeres, la delta-4-androstenediona formada por los ovarios parece ser el principal desencadenante de la actividad de las glándulas sebáceas, junto con la dehidroepiandrosterona y su sulfato, que son de origen suprarrenal, y en concreto, precursores de la testosterona.

Proceso de regulación

La regulación de la excreción sebácea implica la reducción de andrógenos alfa, combinada con la acción de otras hormonas.

Alfa-reducción de andrógenos

En la sangre, la testosterona se une a la SHBG -Globulina Fijadora de Hormonas Sexuales- y a la albúmina. A nivel de la glándula sebácea, la fracción libre de la testosterona y sus precursores se transformarán en dihidrotestosterona (DHT). Ésta es la única sustancia capaz de estimular la secreción de sebo.

A nivel de la glándula sebácea, también se pueden distinguir otras enzimas que desempeñan un papel mínimo. Es el caso de la 3-bệta-hidroxiesteroїdeshidrogenasa, que convierte la delta-4-androstenediona en testosterona.

Cuando se forma la DHT, se une a un receptor citosólico específico para volver al núcleo del sebocito, donde se unirá a un receptor específico del núcleo para estimular los genes implicados en la secreción de sebo.

En el caso de que los andrógenos circulantes en la persona con acné estén en un nivel normal, es probable que :

  • Hay un aumento del número de receptores de dihidrotestosterona así como de la sensibilidad del sujeto a esta hormona – el acné se considera así una “enfermedad hormonal periférica“.
  • hay un número elevado de ciertos receptores que aumentan el metabolismo o la producción de DHT, como los receptores neuromediadores.

Estos receptores son activados por la sustancia P, y por la MSH alfa -Hormona Melano Estimulante- que liberan las fibras nerviosas periféricas, especialmente durante el estrés. En los sujetos propensos al acné, las fibras nerviosas periféricas son más numerosas en las glándulas sebáceas. Empieza a surgir una relación entre los brotes de acné y el estrés.

Otras hormonas

Aparte de la alfa-reducción de andrógenos (que es el determinante clave de la dependencia hormonal de los sebocitos), existen también otras hormonas que desempeñan un papel directo e indirecto sobre la función sebácea.

Por ejemplo, las progestinas endógenas y sintéticas también tienen la capacidad de unirse a los receptores de andrógenos. Esta afinidad relativa de los andrógenos y la progesterona a los receptores permite clasificar estas hormonas según su potencial efecto antiseborreico.

Además, los estrógenos aumentan el nivel de SHBG -una proteína que transporta la testosterona y los estrógenos- en el plasma. Esto provoca una disminución de la fracción libre de testosterona utilizable. Los estrógenos actuarán entonces dentro de los sebocitos.

Por un mecanismo indirecto de reducción del nivel de SHBG en el plasma, se produce un aumento de la seborrea por el exceso de glucocorticoides. Los corticosteroides interrumpen la ovulación en las mujeres, creando un hiperandrogenismo ovárico funcional.

Además, la hormona del crecimiento tiene un papel regulador en el proceso de secreción de sebo. Esta regulación se realiza de forma directa o indirecta, a través de una secreción local y hepática de IGF-1 (insulin-like growth factor-1).

Tratamiento hormonal del acné

Existen tratamientos farmacológicos tradicionales que pueden ser muy efectivos para el acné hormonal. También es posible optar por la terapia hormonal.

Tratamientos medicinales

Aquí podemos distinguir entre tratamientos tópicos y orales.

Tratamientos de uso local (tópicos)

Estos tratamientos existen en forma de geles, cremas, lociones o pomadas. Entre ellos, distinguimos:

  • El ácido azelaico: Se puede encontrar en forma de gel (Finacea®).
  • Los retinoides (Retin-A®, Effederm®, Roaccutane®, Curacné®, Differine®…): Estas moléculas desobstruyen la piel actuando sobre los comedones. Tienen un efecto antiinflamatorio y luchan contra las Propionibacterium acnes.
  • El peróxido de benzoilo (Cutacnyl®, Brevoxyl®): Ayuda a combatir el Propionibacterium acnes y también tiene actividad queratolítica. Está especialmente indicado contra las lesiones inflamatorias.
  • Los antibióticos tópicos (eritromicina, clindamicina): Como su nombre indica, son antibacterianos. Pueden combinarse con ácido azelaico o retinoides. Son eficaces contra la inflamación.

Tratamientos orales

Estos tratamientos se utilizan contra las formas extensas, moderadas o severas del acné; cuando estas formas son resistentes al tratamiento tópico. Aquí podemos distinguir:

  • El zinc (gluconato de zinc): Se puede combinar con los tratamientos tópicos. Está indicado como cura para el acné inflamatorio.
  • El gliconato de zinc: se puede combinar con tratamientos tópicos.
  • Los antibióticos de la familia de las tetraciclinas (doxiciclina): También pueden combinarse con tratamientos tópicos. Ayudan a reducir las pápulas y las pústulas.
  • La isotretinoína (Curacne®Gé, Isotretinoína TEVA…): Es un derivado de la vitamina A que se puede utilizar cuando otros tratamientos fallan. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la isotretinoína está contraindicada para las mujeres en estado de gestación, ya que es susceptible de tener efectos teratogénicos. Por ello, antes de cualquier uso, es indispensable hacer una prueba de embarazo y que ésta revele que la mujer no está embarazada. El tratamiento debe asociarse necesariamente a un método anticonceptivo y la prueba de embarazo debe rehacerse periódicamente. La mujer debe ser tratada con un método anticonceptivo.

Tratamientos hormonales

Como se ha señalado, el acné hormonal está principalmente bajo la influencia de los andrógenos. Por lo tanto, se puede utilizar lógicamente un tratamiento antiandrógeno para combatir esta dermatosis.

Estos tratamientos ayudan a frenar la secreción excesiva de sebo causada por los andrógenos. Existen muchos medicamentos de este tipo en el mercado farmacéutico. Estos medicamentos actúan regulando las cantidades excesivas de andrógenos responsables del acné.

Se puede distinguir entre estrógeno-progestina y ciproterona.

Estroprogestinas

Son píldoras anticonceptivas para mujeres. Como su nombre puede indicar, contienen un estrógeno y un progestágeno.

Una mujer propensa al acné que tome anticonceptivos hormonales debe asegurarse de que su anticonceptivo no contenga progestinas androgénicas (levonorgestrel, noretisterona…).

En efecto, éstas agravan el acné. En su lugar, elija anticonceptivos que contengan una progestina débilmente androgénica o antiandrogénica. Los estrógenos-progestágenos se utilizan como complemento de los tratamientos convencionales.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que existen riesgos de eventos tromboembólicos con el uso de hormonas. Por este motivo, las píldoras antiandrógenas no se prescriben como tratamiento de primera línea. Por lo tanto, es imprescindible acudir a un médico.

Ciproterona

Se encuentra en medicamentos antiacné como Diane-35®, Andocure®, etc.

Estos métodos hormonales son eficaces contra el acné moderado y también contra el acné severo, si los tratamientos anteriores fallan.

Consejo final

Por último, señalemos que es importante evitar ciertos comportamientos si quieres combatir el acné hormonal de forma sencilla.

Por nombrar algunos, debes evitar exponerte demasiado al sol, triturarte los granos, utilizar productos cosméticos comedogénicos, beber alcohol, estar estresado…, en definitiva, evitar todo aquello que pueda agravar tu condición de acné.

Es importante llevar un buen estilo de vida. Una limpieza suave por la mañana y por la noche ayuda a eliminar el exceso de sebo y otras impurezas.

Sin embargo, cuando te duches, evita las lociones con alcohol y los jabones de Marsella. Estos productos resecan la piel y pueden provocar seborrea.

En su lugar, opte por barras adaptadas sin jabón, antibacterianas, suaves o ligeramente detergentes y ligeramente ácidas.

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